Samuel T. Benner, empresario y escritor norteamericano, aficionado al estudio de los movimientos de los precios, formuló una de las mejores teorías para detectar techos y suelos en los mercados. Su eficacia está tan demostrada que los especuladores profesionales la tienen siempre en mente.
En 1857 publicó un libro titulado “Business Prophecies of the Future Ups and Downs in Prices” (Profecías Comerciales sobre las Futuras Subidas y Bajadas de Precios).
Curiosamente, los pronósticos que realizaba en este libro se basaban principalmente en los ciclos de precios del ganado porcino y del hierro, y en el origen de los pánicos financieros sobre un periodo de tiempo ligeramente considerable.
Tras su estudio, Benner llego a la conclusión de que los máximos y mínimos de los negocios tienden a seguir una pauta anual.
Estos ciclos están basados en dos pautas numéricas: la pauta 8-9-10, destinada a la detección de máximos; y la pauta 16-18-20, destinada a la detección de mínimos.
Lo curioso de esta teoría es que, en el año 1967, un analista del Bank Credit Analyst descubrió que, aplicada al comportamiento de los mercados bursátiles y, más concretamente, a la bolsa de Nueva York, también se cumplía (con dos salvedades: en 1965 y 1991, donde se produjo un techo parcial al que siguió una ligera corrección).
La fiabilidad de la Teoría de Benner puede verse mucho mejor en el siguiente gráfico del Dow Jones:
Según el siguiente gráfico, basado en la teoría, el mercado tenía que hacer techo en 2000 (y lo hizo); y, posteriormente, debía realizar suelo en el 2003 (y también se produjo).
Sin embargo, la Teoría de Benner detecta el siguiente techo en el año 2010, pero los máximos alcanzados en 2007 han resultado ser infranqueables y se han consolidado como un techo que se ha anticipado en tres ejercicios, propiciando el primer gran error de una secuencia que se había cumplido, sin fisuras y sistemáticamente, desde 1902.
Pero, ¿por qué se adelanto? ¿Qué tiene de especial este actual periodo de recesión? ¿Debemos preocuparnos?
Y ya puestos a seguir aplicando la Teoría de Benner, la situación que nos espera sería la siguiente:
Y es que más vale estar prevenidos.