El título es un para hacer una gracia, porque en líneas generales Asimov gana por fatality. Las predicciones de Nostradamus siempre son ambiguas y enmarcables en numerosos contextos y épocas diferentes (lo que no deja de tener su gracia y parte de misterio, y sobre todo mérito), así que nos vamos a centrar en lo que Asimov predijo, con su mente preclara, con fechas muy concretas.
Corría el año 1983, y mientras todo el mundo se mentía con sus propósitos de año nuevo para 1984 (gran año, mejor novela), como ir el lunes al gimnasio, comer sano, dejar de fumar o hacerse millonario, el escritor ruso decidió escribir un texto para un periódico canadiense (el Toronto Star) sobre cómo sería la vida “tecnológica” de 2019.
Ya han pasado un par de años, así que es un buen margen para ver su capacidad de acierto.
Esta predicción a 35 años es un guiño a un compañero del gremio, George Orwell, quien en 1949 imaginó cómo sería el mundo 35 años después, en su novela 1984.
En las novelas de la saga Fundación, está muy presente el estudio de la psicohistoria, que no es más que aplicación de las matemáticas a núcleos poblacionales grandes para determinar sus movimientos como sociedad. Una especie de análisis de conducta masivo. Aplicado a la tecnología, tenemos algo similar a esta psicohistoria, que es la Ley de Moore, que fue muy acertada en su momento, pero el avance tecnológico fue tan superior que la propia Ley se quedó un poco obsoleta, pero nos vale como ejemplo comparativo.
Haciendo un uso híbrido, Asimov crea la psicohistoria de Moore y saca una serie de conclusiones sobre la vida en 2019. Vamos a centrarnos en sus predicciones referentes a lo que nos gusta, nos apasiona y nos mueve, que son las tecnologías y la educación. Veamos cómo creía Asimov que viviríamos este sector:
La computarización será inevitable
“Un producto secundario esencial, el objeto computarizado móvil, o robot, ya está entrando en la industria y, en el transcurso de la próxima generación, penetrará en el hogar”.
Aunque hable de ordenadores, cierto es que un smartphone es mucho más potente de lo que Asimov creía que serían los ordenadores, así que es todo un acierto. ¿Quién no ha regresado a casa nada más salir para coger el teléfono que se dejó en la mesa de la cocina?
“La creciente complejidad de la sociedad hará que sea imposible prescindir de ellas (las computadoras)… las partes del mundo que se atrasan en este sentido sufrirán como resultado de que sus cuerpos gobernantes clamarán por la informatización como ahora claman por las armas”.
Ni podemos prescindir, hoy en día de los ordenadores o la tecnología, presente en todos los aspectos de nuestra sociedad, ni pueden hacerlo los gobiernos. Todo lo tenemos informatizado y hasta llevamos chips en el DNI (ya hablaremos del DNI 4.0 en futuros posts).
“Las escuelas seguirán existiendo, pero un buen maestro de escuela no podrá hacer nada mejor que inspirar la curiosidad que un estudiante interesado puede satisfacer en casa en la consola de su computadora”.
Asimov predijo un futuro en el que la alfabetización tecnológica e informática era necesaria desde muy pronta edad, y daba mucha importancia al enfoque con el que había que tomarse esta nueva forma de educar, “inspirar la curiosidad”. Sólo de esta manera crearemos personas inquietas y con ganas de aprender más.
Hoy en día, y más estos dos últimos años de pandemia y encierro, la educación ha tenido que adaptarse sí o sí a este nuevo formato, el e-learning. Muchos centros educativos han tenido que darse de bruces contra la pared de las plataformas de formación, con cursos online, con aulas virtuales, cursos semi-presenciales (clases por videoconferencia y exámenes presenciales), etc.
“Finalmente habrá una oportunidad para que cada joven, y de hecho, cada persona, aprenda lo que él o ella quiere aprender, en su propio tiempo, a su propia velocidad, a su manera”.
Asimov hasta predijo los tutoriales de Youtube! No sólo para aprender a tocar la guitarra o con recetas de cocina. En internet podemos encontrar tutoriales, clases, charlas sobre casi cualquier tema. Ahora podemos escoger qué queremos ver, leer y escuchar, sin someternos al sesgo o limitación por espacio o tiempo que teníamos con los periódicos o televisiones.
Ojo, ahora tenemos que ser también mucho más selectivos y críticos con todo lo que leemos. Como para todo, hay que saber dónde buscar, y dónde contrastar.
“Las consecuencias de la irresponsabilidad humana en términos de desperdicio y contaminación serán cada vez más evidentes e insoportables” .
Progresamos, sí, pero ¿a qué precio?. Del mismo modo afirma que “los avances tecnológicos pondrán en nuestras manos herramientas que ayudarán a acelerar el proceso por el cual se revierte el deterioro del medio ambiente”, y aunque sea 100% correcto es algo que no aplicamos por pura desidia e intereses económicos. Así nos va.
Como conclusión, Asimov a acertado en absolutamente todo lo que predijo para el sector, con alguna pequeña licencia que le permitimos por ser un tío majo. En otros campos ha tenido un grado de acierto elevadísimo, pero en todo lo tocante a la robótica, como él la concebía, ha pecado un poco de optimista.
Hace muy poco empecé a releer la obra de Asimov, en previsión de la serie que saldrá a finales de este mes (igual ya se ha estrenado cuando se publique este artículo) centrada en Fundación. He tenido que rescatar la trilogía en el trastero de mi madre y, aunque está un poco maltrecha, los libros viejos tienen algo que ningún ebook puede igualar (no, no es moho).
Otro día seguiremos hablando de libros de ciencia ficción en este rincón del lector, y explicaremos la diferencia entre utopía y distopía, y una gran desconocida para muchos, la ucronía.
Nos leemos!