El principio básico de la realidad virtual consiste en reproducir un escenario ficticio y colocar en él al usuario de modo que pueda interactuar con su entorno. En la era de las telecomunicaciones, la ingeniería informática ha hecho posible que este concepto abstracto se concrete hasta el punto de hacerse perceptible a los sentidos.
La realidad virtual está hoy presente en diversos ámbitos de nuestra vida y de un modo muy especial en el mercado del ocio y el entretenimiento.
¿Qué busca el usuario de un videojuego basado en realidad virtual? Obviamente quiere sentirse parte de la historia.
Esta respuesta tan obvia es también la que mueve al lector ávido a pasar cada página, a iniciar cada capítulo de ese libro que no consigue dejar.
Aunque a primera vista el papel del jugador en el mundo virtual resulte más activo, si lo analizamos con detenimiento, veremos que esto no tiene por qué ser así.
Todo cuanto tiene ante sí, los sonidos que flotan en el aire y los rostros de aquellos que lo rodean, el lector ha de imaginarlo. Su mente debe crear las imágenes de todo aquello que la obra describe y es por ello que el rol del lector no es en absoluto pasivo. Todo acto de lectura es una experiencia creativa individual que desencadena una serie de procesos mentales que con su aportación a la historia, consiguen hacernos parte de ella.
Aunque la enseñanza canónica de la literatura haya desaprovechado en muchas ocasiones su versatilidad como herramienta educativa, todavía hay tiempo para reivindicarla pues a través de ella mejoramos en léxico, ortografía y gramática y desarrollamos nuestra capacidad interpretativa al ponernos en contacto con realidades cuya existencia tal vez ni siquiera conocíamos.
La literatura nos descubre el mundo intercalando en nuestra existencia retazos de otras vidas que sin duda la enriquecen pues en la literatura, como en la vida, sin conflicto no hay historia.