«Producir los elementos que se necesitan, en las cantidades que se necesitan, en el momento en que se necesitan».
Este era el lema de la producción Just in Time (JIT), sistema que ha perdurado hasta hoy con gran éxito desde la II Guerra Mundial, tras la que Japón quedó totalmente destruido (situación a la que se ha hecho referencia tras el reciente desastre provocado por el terremoto y el Tsunami).
En aquel entonces, para reconstruir su economía, fue necesario aprovechar al máximo los pocos recursos con los que contaban. Su estrategia consistió en escoger cuidadosamente las industrias en las que creían que podían ser dominantes y concentrarse en ellas.
Las tácticas japonesas tenían tres pilares fundamentales: se basaron en importar la tecnología para ahorrar en el I+D, lo dinero invirtieron en el proceso productivo para lograr alta productividad a bajo coste unitario y competir en base a la mejora de la calidad y la fiabilidad el producto.
¿Qué es el JIT?
El JIT, aplicado por primera vez en Toyota, surge como solución a la escasez de capital y espacio de almacenamiento, incompatibles con los modelos que se estaban utilizando en EEUU y de los que ya hemos hablado. Consiste en un conjunto integrado de actividades diseñadas para lograr un alto volumen de producción usando inventarios mínimos. Sin embargo, no conviene confundir el concepto, el JIT no es sólo un sistema MRP, constituye una filosofía que influye sobre la empresa en su conjunto y contagia a proveedores y clientes.
El JIT está estrechamente relacionado con la Teoría de los cinco ceros que permite medir la eficacia de la función de producción:
- Cero defectos: Hace referencia al concepto de Calidad Total, desde el diseño hasta la entrega al cliente.
- Cero averías: ¿Cómo podemos evitar que ninguna máquina falle nunca? No podemos, pero podemos intensificar las labores de mantenimiento, con personal polivalente y bien formado. Ayudará al cumplimiento de los objetivos de producción.
- Cero stocks: La filosofía JIT lucha por minimizar los stocks al máximo. Suponen un derroche innecesario.
- Cero plazos: En un entorno competitivo, las empresas que comercialicen primero podrán establecerse como líderes. Es primordial minimizar todos los plazos: diseño, lanzamiento, fabricación y entrega.
- Cero burocracia: El papeleo supone otro coste superfluo que debemos tratar de reducir e incluso eliminar.
¿Qué conseguimos con todo esto?
Fabricar en el menor tiempo posible un producto que sea lo más parecido a lo que busca cada cliente, lo que se conoce como Mass Customization. Se combina la elevada personalización del producto con la eficiencia, flexibilidad y rápida capacidad de respuesta gracias a la ayuda de nuevos sistemas tecnológicos y métodos de gestión. Y es que, actualmente, la oferta de productos en mayor medida personalizados o customizados está en auge. Para muestra, fijémonos en Nike, que ofrece la posibilidad de personalizar sus zapatillas on-line.
JIT y Estrategia Competitiva:
La producción JIT combina las ventajas comerciales de una producción personalizada y los bajos costes que aporta la fabricación en masa mediante economías de escala y supone un ejemplo de innovación revolucionaria en una situación económica y social crítica.
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