En la actual época convulsa que estamos viviendo, en el que se señala al poder político como uno de las principales preocupaciones de la población, se le está dando cada vez una mayor importancia a un concepto con el que convivimos a diario y con el que quizás no estemos muy familiarizados, se trata del marketing político.
Definimos el concepto de marketing político o mercadotecnia política al conjunto de técnicas de investigación, planificación, gestión y comunicación, utilizadas en el diseño y ejecución de acciones estratégicas y tácticas en el transcurso de una campaña política (sea ésta de tipo electoral o de difusión institucional).
Aunque en un concepto más tradicional, se concebía como un sistema de recaudación de fondos de forma directa para el financiamiento de las campañas de los partidos políticos, en la actualidad cumple más con un carácter de tipo mensaje, en el que la difusión del ideario y los lazos sentimentales tratan de fidelizar y captar clientes potenciales, en este caso votantes.
Las características modernas del marketing político se dividen en 3 grandes grupos:
Mediatización: utilización de los medios de comunicación de masas, para transmitir sus mensajes.
Videopolítica: corriente dominada por las herramientas de comunicación audiovisual y de la imagen en general.
Ciberpolítica: centrada en el uso de las NTI´s y las redes sociales para la comunicación y movilización política. Bajo esta corriente cabe destacar el ejemplo logrado (en lo que a número total de seguidores se refiere), por Barack Obama en su candidatura a presidente de los EEUU en el año 2005, encabezado por su conocido lema de: “Yes, we can”.
SIMILITUDES Y DIFERENCIAS CON EL MARKETING COMERCIAL
Muchos son los puntos comunes entre el marketing político y el comercial, las cuales podéis ver en el siguiente cuadro.
Podemos destacar de esta comparación que, en el marketing político, se satisface la elección de una alternativa (elección, que es un derecho del que dispone el ciudadano), para lo cual se ofrece al “mercado” candidatos y/o propuestas alternativas, con un valor simbólico basado en valores e ideologías. Por todo lo demás el sistema no cambia en demasía.
Podéis ampliar algo más esta comparativa a través del siguiente vídeo explicativo:
LA IRRUPCIÓN DEL NEUROMARKETING POLÍTICO
En su versión más psicológica el marketing político se ha venido nutriendo del neuromarketing (que ya abalizaba en un artículo anterior), tratando de comprender las nuevas motivaciones que influyen en la psique de la población, para tratar de lograr su objetivo final.
En la siguiente imagen podéis ver más en profundidad esta nueva concepción que la vertiente del neuromarketing político trata de hacer valer sobre su concepto más tradicional.
En el neuromarketing político, se busca más la emoción y sentimiento de pertenencia a un partido en particular, que a un discurso o argumentario en sí, aplica técnicas de la neurociencia tratando de acercarse, mediante un lenguaje cercano, a las verdaderas y actuales necesidades de la población, en la actual época de crisis.
Ya hay autores que se han acercado a este nuevo concepto, os presento una entrevista con Francisco Misiego, autor de uno de ellos, a través del siguiente vídeo:
CONCLUSIONES
Tras haber conocido algo más en profundidad los conceptos de marketing y neuromarketing político, llega el momento de tener un pensamiento crítico sobre el sistema, ya que se supone que la elección del voto debería basarse siempre en la razón, en lo que está bien o en lo que a uno más le conviene por un motivo u otro; no por contra que se deba al uso de eufemismos del estilo de “desaceleración económica” (en lugar de crisis), o bien por no responder ante los medios en los momento de mayor convulsión o crítica hacia un partido u otro (sobradamente conocidas las comparecencias de prensa del presidente Rajoy, por medio de pantallas de plasma en plena crisis institucional, para no tener que a responder preguntas de los medios).
El marketing político debería utilizarse para conocer las verdaderas opiniones y necesidades de los ciudadanos (por tanto votantes), para tratar que su producto (candidatos o representantes) cubra de forma más adecuada esas necesidades, dotándoles de las herramientas comunicativas y argumentarias necesarias para lograrlo.
La clave del éxito deberá basarse más en la adaptación a las necesidades del votante que a la simple manipulación comunicativa hacia los mismos.
Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa,
en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje.
Aldous Huxley (1894-1963) Novelista, ensayista y poeta inglés.