La película Blade Runner (Ridley Scott, 1982) comienza con un caza recompensas realizando el Test de Voight-Kampff a un replicante (o andrillo según la novela) Nexus-6, para determinar que efectivamente se trata de una forma de vida artificial, en base a las reacciones físicas que muestre a las preguntas que se le efectúan.
Esta prueba, aunque ficticia, se basa fundamentalmente en el Test de Touring, planteado en 1950 por Alan Turing para demostrar la existencia de inteligencia en una máquina. La premisa del test es simple: un evaluador –humano– hace preguntas, de las cuales recibe 2 respuestas, una de un hombre, y otra de una máquina. La tesis de Turing es que si ambos jugadores eran suficientemente hábiles, el juez no podría distinguir quién era el ser humano y quién la máquina.
A día de hoy, ninguna máquina ha superado este examen.
Aunque no lo sepamos, estamos utilizando este test todos los días. Cuando entramos en nuestra cuenta de correo electrónico, día a día la carpeta de Spam se va llenando, y esta detección se la debemos al Test de Touring, que detecta si el email lo remite una máquina o una persona. Al ser una máquina quien realiza la evaluación, tiene un % de error aceptable, si no, tendríamos nuestra bandeja siempre hasta los topes para alargar nuestros miembros, comprar Rolex rumanos o pastillitas azules “de la alegría”.
Qué podemos hacer por nuestra parte, para mejorar ese % de error en el proceso de detección de SPAM de nuestro correo electrónico?
Es muy simple, y con un par de acciones, estaremos mucho más protegidos, y ayudaremos a proteger a los demás usuarios de correo, dado que mucho de ese correo electrónico que declararemos como “no deseado”, se irá a una base de datos para su estudio, y si hay varias coincidencias de más usuarios, ese correo irá a una lista negra, para que no siga llegando a los demás usuarios.
De cada 100 correos electrónicos no deseados que recibimos, 99 se van a la carpeta de Spam, y los otros terminan en nuestra bandeja de entrada como correos legítimos. Si detectamos que uno de esos correos es SPAM, no deberíamos borrarlo, porque así no estamos evitando nada, simplemente quitando el problema de delante, pero no erradicándolo. Debemos marcarlo como “Correo electrónico no deseado”, y luego, si quieres, lo borras desde la carpeta en cuestión.
Con ese simple gesto, habrás ayudado a combatir el Spam a nivel mundial.
Es cierto que no vamos a conseguir terminar con él, como tampoco conseguiremos terminar con el buzoneo incesante de ofertas del supermercado o taller de reparaciones del barrio, pero… algo habremos hecho por intentarlo.