El Plan Juncker

Plan Juncker.

Si sigues las noticias económicas, te habrás dado cuenta de lo mucho que se ha hablado durante las últimas semanas acerca del Plan Juncker.

El nombre de este “plan” se debe a Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, y tiene como objetivo generar crecimiento, crear empleo y reactivar la economía europea.

Lo que es sonar, suena bien.

Veamos en qué consiste.

 

¿Qué es?

Como adelantábamos en la introducción, su principal impulsor es Jean-Claude Juncker, recién nombrado presidente de la Comisión Europea.

El Plan fue hecho público en su discurso de presentación ante el Parlamento Europeo, donde expuso algunas de las líneas maestras de lo que sería su mandato y, entre otras medidas, destaca el diseño de un plan para movilizar al menos 300.000 millones de euros en inversiones públicas y privadas en los próximos tres años.

Estas se concentrarían en sectores clave de la economía como transporte, energía, economía digital y pymes.

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El objetivo:

Crear, a lo largo de los próximos tres años, 1,3 millones de empleos y disparar el PIB comunitario entre 330.000 y 410.000 millones de euros.

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Cifras nada desdeñables…

No obstante, es importante tener en cuenta que no es lo mismo un plan de inversiones que un plan para movilizar las inversiones.

El Plan Juncker es lo segundo.

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Es decir, para ponerlo en marcha, el tema no es tan fácil como recurrir al déficit público.

Por ello, las principales cuestiones que se plantean son: cuánto se va a destinar al Plan y de dónde saldrán los fondos.

En cuanto a la primera cuestión, cuánto se va a destinar, todavía no hay cifras oficiales pero algunas fuentes cifran la cantidad de fondos europeos en unos 21.000 millones de euros.

Esto supone, y con esto se responde a la segunda cuestión, que el resto del dinero tendrá que salir, fundamentalmente, del sector privado y de la ingeniería financiera.

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¿Cómo?

Pues, desde Bruselas se calcula que esos 21.000 millones del fondo, que debería estar operativo a mediados de 2015, tienen un potencial multiplicador alto y, dicen que, realista.

Es decir, que por cada euro que se aporte se “movilizarán” 15 a través de su propia capacidad de apalancamiento en los mercados (tres veces, hasta los 63.000 millones) y de atraer inversión privada (hasta cinco veces de media por cada euro prestado o invertido).

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¿Cómo se lleva a cabo?

La aportación pública se destinará a la creación de un fondo de inversión integrado dentro del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y formado por varios instrumentos financieros.

Estos instrumentos no son nuevos y ya están en funcionamiento, pero se pretende una agrupación de los mismos en un solo lugar para estar gestionados bajo una sola dirección y reducir el nivel de riesgo, aumentando así el nivel de atracción y confianza de los inversores privados.

BEI

La idea con la que trabaja o en la que se basa la Comisión Europea es que, actualmente en Europa, no existe un problema de liquidez, sino de confianza.

No es necesario inyectar dinero a la economía, sino que lo que faltan son proyectos de calidad e inversores dispuestos a asumir riesgos.

Lo que limita la inversión es la incertidumbre.

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Con la creación del fondo de inversión se ayudará al BEI a reorientar su modelo de negocio, invirtiendo en sectores y países que tienen más riesgo.

La idea es inyectar capital en la parte más delicada de los proyectos, donde se registran las primeras pérdidas, y que sea el fondo el que las asuma, dando así tranquilidad a los inversores para que adquieran más confianza a la hora de aportar su dinero.

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¿Qué expectativas ofrece?

El Plan Juncker no ha estado carente de abundantes e importantes críticas, e incluso hay quien lo califica como pretender el milagro de los panes y peces.

En cualquier caso y en mi opinión, la posición escéptica parece la más acertada y prudente. Recordemos que el objetivo es generar alrededor de 350.000 millones de euros con una financiación de “sólo” 21.000 millones.

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Además, se encuentra con algún escollo como el propio Mario Draghi, que no parece aún muy decidido a comprar deuda soberana que liberaría capital privado que ahora se refugia en la deuda pública.

Y, por otro lado, el ratio de apalancamiento parece un poco elevado, teniendo en cuenta que otros planes, con ratios inferiores, han fracasado.

No obstante, también aparecen fuentes que aseguran que la cifra es factible.

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En definitiva, en Educadictos os exponemos los datos. Y el tiempo dirá…

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