Lejos queda ya la leyenda de El Llanero Solitario, del luchador inagotable, del guerrero inhóspito.
Si, por sí sola, la tarea de emprender es complicada, cuánto más en solitario. En la actualidad, un emprendedor en solitario lo tendrá muy complicado para sacar adelante un proyecto, sobre todo, si éste tiene cierta entidad.
La experiencia demuestra que, en la mayoría de los casos, la idea es de una sola persona. Pero esa misma experiencia también nos confirma que, el desarrollo de esa idea, se produce con el respaldo de un equipo.
El fundamento de esta afirmación es sencillo: nadie sabe de todo.
En un equipo, las debilidades de uno son suplidas por las fortalezas de otro.
Por ello, para emprender, es importante la idea de equipo, aunque no entendida como un conjunto de personas, sino como un grupo en el que todos reman en la misma dirección, donde todos comparten los mismos valores y entusiasmo por el proyecto, donde se cumpla la máxima “uno para todos y todos para uno”.
Es el famoso concepto de sinergia: la integración de los elementos de un conjunto da como resultado algo más grande que la simple suma de éstos.
Además, se ha de procurar que este equipo sea equilibrado. Es decir, cada profesional es experto en su materia y, por tanto, aportará las necesidades estratégicas que requiera, en cada momento, el proyecto.
En este punto, nos puede surgir la pregunta de cuál será, entonces, el equipo ideal.
Como es natural en este tipo de preguntas, no hay una máxima o respuesta universal que nos valga para todos y cada uno de los casos.
El equipo ideal será, en cada caso, aquel que pueda hacer posible la puesta en marcha y desarrollo del proyecto concreto.
Es frecuente ver como, a la hora de planificar muchos proyectos empresariales, se dedica una gran parte del tiempo a analizar la oportunidad de negocio, a desarrollar un plan de marketing, el plan financiero, etc., restando importancia a la formación del equipo.
Sin embargo, el tiempo que se debería dedicar a esta cuestión es, directamente proporcional, al tiempo dedicado a las otras cuestiones citadas.
También será distinta la forma de estructurarlo y la propia organización para trabajar.
La idea es: repartir el trabajo; nombrar a un responsable de cada tarea, pero estando siempre todos presentes; y confiar en el trabajo de los demás.
No siempre daremos al principio con el mecanismo perfecto. Puede haber cierta descoordinación. Se trata de ir ajustándolo poco a poco, aunque de forma ágil y flexible, para que el impacto en el resultado sea el menor posible.
Pero, tener claros los valores y que éstos sean compartidos por todos, es un gran avance.
En este sentido al que nos venimos refiriendo, es muy interesante lo que nos pueden enseñar unos grandes colaboradores natos. No estudiaron en Harvard, no tienen un Máster ni un MBA, pero su forma de colaboración se estudia en las mejores universidades. Me refiero a los gansos.
El próximo otoño, si tienes la oportunidad de ver a los gansos dirigiéndose hacia el sur, con su formación en V, fíjate en 5 aspectos que ha descubierto la ciencia:
- OBJETIVO: Se ha comprobado que, cuando cada pájaro bate sus alas, produce un movimiento en el aire que ayuda al pájaro que va detrás. Volando en V la bandada es capaz de desplazarse un 78% más lejos que cada individuo en solitario.
Moraleja: Si se comparte un objetivo común, se puede llegar más fácil y más rápido. Es importante saber hacia dónde vamos y que llegaremos juntos.
- ORGANIZACIÓN: Se ha comprobado que, cada vez que un ganso sale de la formación y siente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de volar solo e, inmediatamente, vuelve a la formación para beneficiarse del poder del compañero que va delante. Se optimiza así el consumo de energía.
Moraleja: Es importante mantenerse unidos a aquellos con los que compartimos la misma dirección u objetivo. No hay individuos, sino un grupo. No hay intereses individuales, sino colectivos.
- LIDERAZGO: Se ha comprobado que, cuando el líder de la formación se cansa, se pasa a uno de los puestos traseros y otro ganso toma su lugar.
Moraleja: Se obtienen mejores resultados si nos turnamos para realizar los trabajos difíciles. Aprende a delegar. Si no hay oportunidad de evolucionar, los miembros del grupo se estancan. Se adopta la mentalidad de empleado, nunca de líder.
- COMUNICACIÓN: Se ha comprobado que, los gansos que van detrás, producen un sonido característico de forma frecuente que sirve para animar a los que van delante a mantener la velocidad.
Moraleja: Una palabra de ánimo puede producir grandes resultados. La comunicación es clave y debe ser continua.
- PROBLEMAS: Se ha comprobado que, cuando un ganso enferma o resulta herido, dos de sus compañeros se salen de la formación y lo siguen para ayudarlo y protegerlo.
Éstos acompañarán a su compañero hasta que pueda unirse de nuevo al grupo o muera. Sólo entonces volverán al grupo.
Moraleja: Puede haber momentos de flaqueza. Lo importante es saber que se puede contar con los demás.
Existe un viejo proverbio africano que dice:
“Si quieres llegar rápido, viaja solo; si quieres llegar lejos, viaja en grupo”.
Por ello, cuando le vuelvas a decir a alguien que deje de hacer el ganso, asegúrate que no es un miembro de tu equipo.