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Si uno de los síntomas de la recuperación económica es la creación de nuevas empresas, bien sea en forma de sociedad, bien a modo de autoempleo (trabajo autónomo), parece entonces que estamos ante los primeros brotes verdes.
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Que los emprendedores se lancen a poner en marcha sus proyectos ya es una buena señal. No sólo porque se empiezan a abrir nuevas oportunidades de negocio, sino por la gran capacidad de generación de puestos de trabajo que han tenido siempre en nuestro país los empresarios autónomos.
¿Se atisba por fin la luz al final del túnel?
Según datos del BORME, en el año 2013 nacieron en España 86.144 sociedades, alcanzando el número de empresas con código de cuenta de cotización la cantidad de 1,3 millones.
Ello supone un crecimiento del 9,27% respecto al ejercicio de 2012, en donde la cifra de empresas creadas se quedó en 78.853.
De hecho, sólo en el mes de diciembre, se constituyeron en España 7.126 empresas, un 17,41% más que en el mismo periodo de 2012.
Por provincias las que más han contribuido han sido Madrid, con 18.934 empresas; Barcelona, con 13.593; Valencia, con 4.560; y en cuarto lugar, Alicante, con 4.450.
Por actividades económicas, destaca el sector del comercio con un incremento de más del 20%, seguido por la construcción (18%) y las actividades profesionales (12%).
Son buenos datos, sin duda. No obstante, queda pendiente todavía la tarea de mejorar los no tan buenos.
A pesar de estas cifras optimistas y esperanzadoras, si comparamos ese dato de creación de empresas con el del año de inicio de la crisis, aun supone una caída del 12%.
Además, España ha caído al puesto 142, de un total de 189, entre los países con facilidad para crear negocios, según datos facilitados por el Banco Mundial.
Por tanto, cabe preguntarse: ¿Empezamos realmente a recuperarnos? ¿Hay margen para el optimismo?
Es cierto que, en todas las crisis, la llamada economía financiera suele recuperarse antes que la productiva, la de las empresas y la de las familias (la que curiosamente los expertos denominan economía real).
Y aunque, en principio, parece que la recuperación costará un poco más de lo previsto, deben valorarse estos pequeños avances. Lo cierto es que una décima es mejor que nada.
Pero aun hay muchas cosas que tienen que mejorar: desempleo, acceso al crédito, facilidades para la creación de empresas, etc.
Por ello, todavía no se puede afirmar con rotundidad que hayamos superados la crisis, pero alguna buena noticia empieza a llegar.
Los últimos datos económicos son optimistas. Parece que se empieza a ver la luz al final del túnel. Pero hace falta que éstos trasciendan a la calle, al ciudadano de a pie, que lo notemos en nuestros bolsillos.
En ese caso, podremos hablar de verdadera recuperación.